El cuadro circular

Tras un mes genial en Madrid, el domingo tuve que volver a Darmstadt. Eso si, aparte de ropa, esta vez en mi maleta viajaban dos lienzos para decorar mi casa: uno de ellos es el cuadro que puse hace unas semanas, y el otro es la última creación artística de mi madre. En Navidades del año pasado hicimos una foto que le gustó mucho, asi que propuso utilizarla como base para un cuadro. Al ver que el de La Albufera me había encantado, decidió llevar a cabo la idea. Mi madre insiste en que gran parte del mérito es debido a la composición de la foto original y que ella solo se ha encargado de la pintura. Sea como sea, el cuadro me ha hecho una ilusión enorme y ya decora el cabecero de mi cama en Darmstadt :)

Los cambios de iluminación se deben a que el cuadro está escaneado por partes

El cuadro de La Albufera también está bien visible encima de la comoda de mi cuarto. Entre tanto, mi madre ya ha empezado el tercero, que es una combinación de varias fotos en las que salen más personajes que no aparecen en la foto circular. Lo malo es que en principio no podré traerlo a Darmstadt hasta Navidades, pero a lo mejor puedo ver su evolución gracias a la webcam que se han comprado mis padres la semana pasada.

Kinderausweis

Ordenando papeles, el otro día mi padre encontró mi antiguo "Kinderausweis" que tuve hasta los 16 años. Se trata de un pasaporte para niños, ya que al contrario que lo que recuerdo de España, en Alemania los hijos no aparecen en el pasaporte de sus padres. Pongo algunas páginas del "Kinderausweis" con cosas curiosas, como por ejemplo la foto de carnet con 11 años, o los sellos de entrada a Egipto y las islas Seychelles. La verdad es que no me importaría retomar esos viajes tan exóticos: si alguien se anima, yo me apunto encantado :)

Portada del "Kinderausweis": el sello "Ungültig" significa que ya no es válido

El pasaporte está expedido en la embajada alemana de Madrid

A las Seychelles fuimos en 1998 y a Egipto en 2001

En comparación con otras entradas de viajes, el post "Valencia" es...

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Valencia

05:30. Suena el despertador. Al contrario de lo habitual, estoy completamente despierto en segundos. Apago las otras cinco alarmas antes de que suenen. 06:40. El autobús H llega puntual a la parada de mi casa. Pocos minutos después ya estoy arrastrando la pequeña maleta de mano hacia el andén 7 de la estación principal de Darmstadt. 07:06. El tren regional RB 15742 sale puntual en dirección a Mainz. Es un tren de doble piso. Por las ventanas se ven los campos iluminados por los primeros rayos de sol. 08:00. El autobús al aeropuerto de Frankfurt Hahn sale de su darsena delante de la estación de Mainz y el conductor pone la radio.

Desde aquel día, asocio está canción al viaje a Valencia

I just came to say hello! Hace un día estupendo. Miro por la ventana mientras el autobús vuela por la autopista. La canción me llena de energía y, como si fuera un presagio, me hace sentir que aquellas vacaciones van a ser algo muy grande :) Esa ilusión me acompañó durante todo un viaje inolvidable que me gustaría compartir mediante esta entrada y que estuvo marcado por una motivación estupenda: "¿y por qué no?". El viaje me apetecía un montón e iba a pasar cinco días con gente estupenda, asi que no había duda posible :) Respiré aliviado al pasar el estricto control de equipaje de mano de Ryanair y subí en el avión rumbo a Valencia. Hello!

Contándome a mi, eramos cinco en el viaje

Al abrir las puertas tras el aterrizaje, el avión se inundó de un agradable aire calido, echando el ambiente gélido directamente importado desde Frankfurt Hahn. Fue una sensación estupenda bajar por las escaleras y ser recibido por el verano, que en Alemania brillaba por su ausencia: cada vez entiendo mejor a los alemanes que vienen a España a pasar las vacaciones! :D Un trayecto en Metro más tarde, llegué al albergue, a donde ya habían llegado los demás. Estaba en pleno centro de Valencia en una casa antigua pero renovada hace poco y llena de colores: la verdad es que estaba genial! :)

Estábamos en la última planta de habitaciones del albergue

En los cinco días que estuvimos en Valencia fuimos varias veces a la playa, empezando aquella misma tarde. Nos tumbamos en la arena: el cielo estaba completamente azul, hacía una temperatura estupenda y lo único que se oía era el tranquilizante rumor de las olas. Me inundó una felicidad enorme, no solo por el lugar, sino sobre todo por la compañía :) Nos bañamos, dimos paseos por la orilla del agua y un día hasta comimos sandwiches en la playa para aprovechar todo lo posible las horas de sol. Por suerte, conseguí no quemarme demasiado a base de esconderme bajo las dos sombrillas que teníamos!

La playa cansa mucho, por lo que al final del día solíamos estar agotados

Una de las cosas que más me gustó del viaje es que pudimos combinar la playa con visitar Valencia. El segundo día fuimos a ver la Ciudad de las Artes y las Ciencias: aunque había visto el sitio en fotos, nunca me había dado cuenta de lo grande que es en realidad! Las superficies blancas de los edificios brillaban a la luz del sol y los estanques de agua cristalina que rodean los edificios parecían invitar a saltar dentro. La luminosidad de aquel lugar era tremenda! Decidimos ver el museo de la ciencia, que resultó ser menos impresionante de lo esperado, pero que a pesar de todo tenía algunos experimentos divertidos.

Las formas de los edificios son bastante curiosas

Al mediodía comiamos sandwiches, pero por las noches solíamos salir a cenar a algún lado. La primera vez dimos con un restaurante italiano increible: además, teníamos tanta hambre, que literalmente devoramos la comida :D La siguiente vez cenamos pescado en un restaurante del paseo marítimo, en el que encima nos "regalaron" gran parte de la cena! Eso si, el sitio que más me gustó fue la zumería a la que fuimos el último día: los zumos eran una explosión de sabores increible. Aparte de crêpes saladas, pedimos dos dulces de postre. Tras la lucha por la primera, solucionamos el acceso a la segunda mediante TDMA :D

Hacían los zumos al instante y había todo tipo de combinaciones de frutas

Un día nos dedicamos a recorrer el centro de Valencia, que hasta entonces solo habíamos visto de noche. No fue fácil, ya que aquella semana la ciudad estaba infestada de "papotes", es decir, jovenes fundamentalistas que habían venido a España a ver a su líder espiritual. A pesar de aquel apocalipsis zombi, pudimos ver la catedral y varias iglesias. También subimos a las Torres de Quart, que son dos torres gemelas que formaban parte de la muralla de la ciudad. Desde arriba se tenía una vista estupenda de la ciudad! Otro lugar curioso que me gustó es la "Plaza Redonda", que está en medio de un bloque de edificios.

En las torres, había que subir escaleras de todo tipo: estrechas, anchas, de caracol...

Por supuesto, también nos concedimos múltiples caprichos :) Al lado del alberge había una heladería estupenda, en la que casi todas las noches comprábamos un helado de postre, que luego nos tomábamos dando un paseo por la ciudad. También pasamos varias veces delante de un Starbucks en el que buscaban conejillos de indias para una especie de granizado que querían vender, asi que conseguimos unas cuantas pruebas gratis :D Además, uno de los últimos días desayunamos en una chocolatería "Valor" que había cerca del albergue, churros incluidos!

No recuerdo los sabores, pero eran exóticos

El último día por la tarde fuimos a "La Albufera", que es un parque natural cerca de Valencia con una laguna enorme. El sol ya se estaba poniendo, por lo que los paisajes eran espectaculares. Paramos en un embarcadero, donde hicimos las fotos que más tarde sirvieron de base para el cuadro de la entrada anterior. Un poco más adelante dimos con el embarcadero del "Tío Pastilla", que por cuatro Euros daba paseos por la laguna. El nombre nos inspiró confianza, así que nos subimos sin pensarlo mucho :D El sol del aterdecer se reflejaba en el agua mientras nos abríamos paso entre los juncos: era realmente muy bonito :)

En la laguna nos cruzamos también con otras barcas

Una de las cosas que me gustó del viaje es que no teníamos un plan demasiado fijo, sino que muchas veces era espontáneo: además, todo salió increiblemente bien. Hay un montón de pequeños detalles que no me da tiempo a contar, pero que me traen recuerdos muy bonitos. Son situaciones, momentos e instantes inolvidables marcados por la ilusión y felicidad que describía al principio de la entrada. La intención del viaje era pasar unos cuantos días juntos en un sitio bonito, y eso lo conseguimos sin duda alguna :) Aunque llegar a Valencia desde Darmstadt fuera un poco complicado, mereció muchísimo la pena!

Cena en el italiano en el que devoramos la comida :D

Eso si, la vuelta a Alemania fue notablemente más complicada que la ida. El primer trayecto fue en autobús hasta Madrid, con un conductor que se dedicaba a rebuscar DVDs en su mochila mientras adelantábamos en una zona de obras de la autopista y que solo se puso el cinturón cuando vio pasar a dos motos de la policia. Sorprendentemente, llegué vivo a Madrid, donde hice un recorrido turístico por las línes 6 y 8 de Metro hasta el aeropuerto. Desde ahí volé con LAN Chile hasta Frankfurt, donde cogí un autobús a Darmstadt. Tras doce placenteras horas de viaje, finalmente llegué a mi casa :D

El escenario del cuadro que puse en la entrada anterior