Otoño

Este año me he perdido el otoño madrileño: ese día estaba de viaje. Porque al igual que en Alemania el verano es ese día que uno se puede poner pantalones cortos, en Madrid el Otoño es la actividad de primaria en la que pegas hojas muertas en una cartulina sin entender muy bien de lo que va el asunto. Pero en Lovaina, el Otoño es un espectáculo de colores. Un espectáculo gélido con un frío siberiano, pero un espectáctulo a pesar de todo. Así que, bajo cuatro capas de ropa de invierno y camara en mano, aproveché mi estancia de investigación en Bélgica para retratar una estación del año que para mi es practicamente desconocida.

Parque del castillo de Arenberg (hacer clic en las fotos para verlas en grande)

Los árboles estuvieron así de coloridos durante al menos dos semanas

El castillo de Arenberg forma parte de la universidad de Leuven

El molino frente al castillo estaba bastante en desuso

El arroyo que cruza el parque tiene una pequeña presa por la que pasa esta pasarela

Adorno de una de las puertas de entrada al parque del castillo

Una hilera de corazones oxidados bloqueaba la entrada al parque

Corazón cerrado, vuelva usted mañana

El arroyo a su paso por las residencias de estudiantes que hay en el parque

Mi medio de transporte durante mi estancia en Leuven

Desde verde hasta amarillo pasando por naranja, este árbol tenía de todo

Un camión del ayuntamiento recogía las hojas cada pocos días

Un día fuimos de excursión a Maastricht, donde el ambiente era parecido

El concilio de las gaviotas debate la situación pese a las ausencias

Algunos árboles de Maastricht ya habían llegado al crudo invierno