No me gusta nada ir a cortarme el pelo. Es demasiado complicado. Nunca se muy bien que contestar cuando preguntan: ¿como lo corto? Aunque siempre diga lo mismo, el resultado claramente no es determinista. Debería haber la posibilidad de guardar un corte de pelo para poder pedirlo igual la próxima vez. Lo peor es cuando me preguntan tecnicismos que me suenan a chino. Hoy me han preguntado no se qué de capas y casi contesto "física, enlace, red, transporte y aplicación", pero luego he deducido que no se refería a eso. Al ver mi cara de desconcierto, por suerte ha dicho "bueno, ya lo vamos viendo".

Foto (cc) por Lina Smith tomada de Flickr (enlace)
Lo que más me hace sufrir es decidir cuánto quiero que me corten el pelo. Se trata de un asunto de optimización de recursos. Al fin y al cabo, cobran un precio fijo por el corte. Si pido que lo corten más, tardará más en volver a crecer, y tendré que ir menos veces al año a cortarmelo, con el consiguiente ahorro de dinero contante y sonante. Sin embargo, tampoco quiero tener que hacerme un DNI nuevo por parecer otra persona después de salir del peluquero. Pero pienso en esos céntimos que podría ahorrar, y es una angustia. Maldito pelo: ¡¿no podría tener simplemente un botón de "on/off" para controlar si crece, o no?!