Normalmente no escribo sin antes pensar lo que quiero decir. Ahora mismo no puedo pensar. En las últimas seis horas se han esfumado las dos esperanzas que tenía, dos oportunidades para acercarme algo más a la resolución de aquello que aqui llamo "Ghosts".
Se ha venido todo abajo. Y tengo miedo. El miedo de siempre. Miedo a no volver a tener oportunidades similares. ¿Y si ha sido la última oportunidad? Ahora ya no veo nada. Eran dos razones para seguir intentandolo, para no desesperar, para aguantarlo.
Mañana por la mañana se habrá pasado. Volveré a estudiar, un infalible método para olvidar y no darse cuenta de todo lo que se ha perdido, todo lo que nunca se alcanzará. Nunca. Pero cuanto más lo aplico, más doloroso es.
Más doloroso cada vez que me doy cuenta de lo que lleva pasando años, cada vez que dejo de olvidar a marcha forzada y abro los ojos por un momento y veo el desastre. Veo que las vías que sigue el tren a toda velocidad llevan a un barranco y a ningún otro lado.
Y más doloroso es cada vez que veo desvanecerse en la nada todas las posibilidades de parar ese tren, todas mis imaginaciones, todas las esperanzas de algún día solucionar los famosos "Ghosts".
Porque de alguna manera tengo que llamarlo.
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