Jamás había buceado. Y no tenía ni idea de la cantidad de peligros que implicaba. Pero me dijeron que si me apuntaba a un viaje a Tenerife, así que no dudé :D A pesar de que mis éxitos bajo el agua fueron limitados, el viaje fue memorable. Me gustaría decir que la herida con la que terminé en el pie fue un rasguño tras una pelea con un tiburón a 40 metros de profundidad, pero me temo que fue más bien una roca a unos 30 centímetros :D Lo que más me gustó del manual de buceo fue el consejo en caso de realmente encontrarse con un tiburón: quedarse quieto y disfrutar la experiencia. Supongo que la experiencia de ser comido :D
La mayoría de las fotos que pongo a continuación son mías, pero algunas son de mis compañeros de aventuras submarinas. Las reproduzco con su permiso.
Aterrizaje en Tenerife con el Teide de fondo
El jardín de la casa en la que vivíamos tenía palmeras y platanos
De hecho, nuestro jardín estaba en medio de una granja de platanos :D
Aunque desde el jardín no se veía el mar, los atardeceres daban una luz impresionante
Todos los días cenábamos barbacoa: las ventajas de viajar con profesionales del tema
Pero no todo era carne: también había verduras...
... y pescado! Aquí pescado envuelto en hojas de platano antes de pasar por la barbacoa
Hicimos todas las inmersiones de mar desde un barco, pero reconozco que no fue este ;-)
Yo falto en esta foto de la GoPro: no pude bucear por un oído tapado :(
Acantilados de Los Gigantes: el tamaño relativo de las lanchas explica el nombre :D
Aquí me hice la herida en el pie, con una de esas rocas que se ven tan bonitas
El parque nacional del Teide me impresionó por su diversidad de paisajes
Al principio todo era tierra negra contrastando con árboles muy verdes
Cerca del Teide el color pasó a ser arenoso con rocas y arbustos
Y al final se transformó en un desierto de gravilla sin apenas referencias de escala