Ávila
Aquello estaba atestado de gente. A la subida de la enorme muralla, un agobiado vigilante de seguridad intentaba regular el tráfico de personas que pasaban por la estrecha escalera. Desde lejos, las personas subiendo, bajando, y andando por las murallas de Ávila parecían hormigas siguiendo una trayectoria marcada por piedras en vez de feromonas. Sin embargo, aguantar aquel gentío mereció la pena: las murallas de la ciudad son impresionantes. Está claro que lo que menos gusta a un turista son otros turistas, pero eso tiene poca solución. Al menos el atasco de ida fue leve. Incluso diría que casi fue indigno de una Semana Santa :D
La hilera de coches aparcados replica la hilera de personas en la muralla
La muralla defiende la ciudad de los enemigos que vienen de las montañas
Hilera tras hilera, tanto en primer plano como en segundo plano
Solo nos dio tiempo a recorrer la mitad de la muralla antes del atardecer
Las esquinas de la catedral de Ávila están decoradas con curiosas bolas
Hasta los Minions fueron a ver Ávila el otro día
Los Cuatro Postes a las afueras de la ciudad, cuyo nombre se explica por si mismo
Vista de las murallas al atardecer desde Los Cuatro Postes