Regreso al mar

Al principio, el regreso a Jávea cinco años más tarde fue como abrir un álbum de fotos antiguo. Por todas partes había detalles que me recordaban momentos de aquel viaje en el verano de 2009. Andaba por las habitaciones de aquella casa como si estuviera en un antiguo templo cuyas paredes cuentan historias. Pero no habíamos vuelto para buscar nostalgia, sino para escribir una nueva historia: fue corta, ya que solo fue un fin de semana, pero sin duda mereció la pena. La luz, el Sol y el color del cielo eran impresionantes. Hacía tres años que no me bañaba en el mar. Pero todo ello no hubiera sido nada sin amigos con los que compartirlo :)

Cena a la luz de la luna llena

Pies

Se ve que me bajé del avión con el pie izquierdo. Menos mal que aterrizamos con dos horas de retraso y ya eran las ocho de la mañana: si encima llegan a ser las seis como estaba previsto, probablemente me hubiera atrofiado el pie en el mismo aeropuerto de Sydney. Tampoco es que aguantara mucho más. Fue apenas un día más tarde cuando pensé "Me duele el pie izquierdo. Bah, ya será para menos". Parece que mi pie no opinaba lo mismo: casi tres semanas más tarde, sigue sin perdonarme. Tampoco hay que ponerse así. Solo le obligué a dos semanas de paseos por Sídney y Singapur a base de Voltarén.

No llegué a reptar como los Worms, pero Singapore Airlines ganó muchos puntos con esto

He buscado en eBay a ver si me venden un pie nuevo, pero me salen resultados muy desconcertantes. Por si fuera poco, el pie derecho no tardó en solidarizarse con el izquierdo y doler también. Según crecía mi desesperación, crecían mis inversiones: primero compré el Voltarén en Wu's Pharmacy (5.95 €), luego zapatos nuevos en Chinatown (27.55 €), y finalmente plantillas anatómicas en Happy Walker (52.36 €). Creo que el tipo de Happy Walker nunca había vendido sus plantillas de teletienda en tan poco tiempo: casi soy yo el que mete la Visa en el terminal mientras aún me contaba las bondades de las plantillas.

Esta imagen es bastante fiel a los hechos

Esa gente que va corriendo, esa ancianita que me adelanta, esos viajeros que van de pie en el autobús... ¡que envidia! En el trabajo me dicen que ahora ya he llegado definitivamente a la tercera edad. Pero... ¿yo no estaba en la primera? :(