Red Light District
La semana que viene se va Daniel, uno de mis compañeros de piso, ya que ha terminado el proyecto fin de carrera este semestre: es decir, ya no es estudiante, y por lo tanto no puede seguir viviendo en la residencia. En los últimos meses ha estado buscando trabajo y la semana pasada ha conseguido un puesto en Stuttgart. Me da pena que se vaya, ya que la verdad es que en estos últimos meses siempre ha dado mucha vida a nuestro piso compartido. Además le encanta cocinar, por lo que gracias a su ayuda he aprendido algo en estos últimos meses :)
En nuestra residencia cada piso puede elegir quien sustituirá a los que se van: en nuestro caso no conociamos a nadie que estuviera buscando habitación, asi que simplemente lo anunciamos. Hubo bastantes interesados, de los que elegimos a los que habían escrito los mails más motivados para que vinieran a una entrevista. Al final la mayoría no vino ya que encontraron otro piso antes, de manera que la decisión fue fácil: nuestro nuevo compañero será Stephan, un estudiante de 22 años que acaba de empezar "Maschinenbau".
Al final no ha sido posible seguir los sabios consejos
La novia de Daniel nos propuso organizar una fiesta de despedida sorpresa en nuestro piso este viernes. Aprovechando que mis dos compañeras de piso ya tenían intención desde antes de Navidades de hacer una "Red Light District Party" en casa, esa fue la temática elegida. Creo que al final fuimos unas treinta personas, de las cuales algunos nos atuvimos menos al tema de la fiesta que otras, pero eso tampoco fue mayor problema :D
Un amigo se dedicaba a "pagar" a las invitadas con estos billetes: iba disfrazado de cura :D
Daniel estaba plenamente convencido de que ayer por la noche ibamos a hacer una cena de despedida tranquila en casa: quedamos en que él se encargaría de preparar "Maultaschen-Lasagne", un experimento que consiste en sustituir las laminas de pasta por "Maultaschen". Como en casa no tenemos el horno que hace falta para la lasaña, fue con un amigo a la cocina comun que hay en uno de los edificios antiguos, mientras en casa supuestamente preparabamos otro plato.
En realidad, nos dedicamos a sustituir las bombillas blancas por rojas y a mover muebles para despejar la cocina. Como la zona común no es muy grande, también hicimos sitio en el cuarto de Rossana. Habíamos quedado con Daniel que empezaríamos a cenar a las ocho, pero la lasaña tardó más de lo esperado: cuando al fin vino, se quedó sin palabras. Como era de esperar, a lo largo de la noche fue llegando la mayoría de la gente. La verdad es que nunca hubiera imaginado que cupieran tantas personas en nuestra cocina!
Ibamos a sacar la mesa de la cocina, pero fue imposible pasarla por ninguna puerta
Para la música utilizamos el equipo de Daniel, que tiene dos altavoces bastante respetables. Sin embargo, sólo cubrían la cocina, dejando el cuarto de Rossana demasiado tranquilo. Por ello, dedique gran parte de la noche a configurar el VLC para enviar por streaming el audio desde el portatil que estaba conectado al equipo de música grande a otro portatil en el cuarto de Rossana, que estaba conectado a unos altavoces más pequeños. Lo más complicado fue conseguir acceder al portatil principal, ya que siempre había alguien queriendo cambiar la lista de reproducción.
Al final lo conseguí, pero curiosamente el sonido se recibía muy distorsionado: supongo que elegí una tasa de bit demasiado pequeña para el streaming. En cualquier caso, fue un entretenimiento estupendo para pasar el rato. Como era de esperar, realmente no participé demasiado en la fiesta. Aunque podría justificarlo diciendo que apenas conocía a nadie aparte de mis compañeros de piso, sólo sería una excusa. Bueno, tampoco es nada nuevo.
Entre tres hemos terminado de fregar en seguida
Esta mañana, nuestro piso tenía un aspecto interesante. Una vez más he podido comprobar que el suelo de la cocina tiene una propiedad curiosa: tanto cuando esta limpio como cuando está sucio, tiene el mismo color y aspecto. El único indicativo de que a lo mejor habría que limpiarlo era que estaba pegajoso :D A lo largo del día hemos recogido todos los restos, hemos fregado innumerables vasos y hemos coleccionado las más de sesenta botellas de cerveza vacías para recuperar el famoso "Pfand" (Fianza).
A la hora de la cena, la casa volvía a tener el aspecto de siempre. La verdad es que ha sido interesante ver nuestro piso tan distinto de lo habitual: por ejemplo, hasta ahora siempre había asociado el espacio de la cocina a comer, pero nunca me lo había imaginado como una pista de baile. Aunque hay muchas fotos de ayer, no las puedo poner, principalmente porque no las tengo, asi que en este caso dejo la ilustración a cargo de la imaginación de cada cual :D
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