Düsseldorf

Las tres últimas semanas del año han sido intensas: desde un finde en Düsseldorf hasta la segunda parte del Hobbit, la verdad es que lo he pasado en grande :) No creo que tenga sentido reflejar todo aquí, asi que aprovecho la que probablemente sea la última entrada del año para poner unas cuantas fotos de Düsseldorf. La ciudad me impresionó mucho, ya que nunca había estado y no era consciente de que tuviera tantas cosas interesantes. Estuve una noche, que pasé en un hotel. Un hotel, no un hostal. Fue toda una experiencia no compartir habitación con extraños :D Lo mejor: el hotel (4*) era más barato que el hostal :P

El Rin atraviesa Düsseldorf: cruzamos dos enormes puentes sobre el río y subimos al "Rheinturm", la torre de comunicaciones que se ve a la izquierda. La foto es una prueba de que en Alemania también hay Sol en invierno, aunque se esconda tras las nubes ;-)

Al lado de la torre hay unas casas de Gehry que están literalmente arrugadas :D Aparte de fotogénicas, los reflejos de las casas eran perfectos para sacarle partido a la función HDR de la camara del móvil, que es la razón de que la luz en la foto sea tan curiosa.

Tras el Guggenheim de Bilbao (1997), parece que Gehry quiso que estas casas (1998) fueran aún más curvas: no quiero saber la pinta que deben tener los planos :D Eso si, al parecer son todo oficinas, asi que no creo que nunca pueda vivir en estas casas :(

A la vuelta de la esquina está el "Medienhafen", un antiguo puerto del Rin que ahora se ha convertido en zona de lujo con edificios cada cual más llamativo que el anterior, incluyendo gigantes figuras de colores que trepan fachadas.

No logré enterarme de lo que había en este edificio en forma de viga, pero no me importaría tener un despacho con vistas en el ventanal de delante :D Lo malo es que me temo que son oficinas de una de esas empresas que solo mueven papeles.

El "Medienhafen" visto desde la torre de la primera foto. Las casas arrugadas están en medio en primer término. Las vistas son espectaculares y solo cuesta 4 € subir: además, arriba nos tomamos un chocolate viendo los últimos rayos de Sol :-)

Las ventanas de la torre están inclinadas en vez de vertical, de manera que se puede mirar hacia abajo: en esta foto se ve la propia torre! :D La hilera de luces a lo largo del pilar es un reloj. Eso si, es muy lioso, ya que está en base 10 en vez de base 2 :P

El segundo día fuimos a Colonia, que está a tan solo 30 minutos en tren. Una vez más el día fue nubloso, pero al atardecer el Sol asomó de nuevo bajo las nubes dando paso a una "hora dorada" impresionante: casi parecía otra ciudad :D

En Colonia subimos a pie a la torre de la catedral: cuatro años antes había subido y me pareció un esfuerzo asequible, pero esta vez tuve que parar varias veces en el camino cual anciano. Sin duda, deben haber hecho más alta la catedral ;-)

Al igual que en otras ciudades, el enorme puente de ferrocarril de Colonia está lleno de candados, pero nunca había visto tantos juntos. Se estima que hay 40.000 candados con un peso total de varias toneladas. Desde luego, alguien se ha forrado vendiendolos :P

Cepillo

No lo entiendo. Son unos exagerados. Mi cepillo de dientes estaba impoluto. Limpio y funcional. Puede que la cabeza del cepillo estuviera un poco desgastada, pero poca cosa. Pues se partieron de risa cuando lo vieron. Tampoco es para tanto. Al fin y al cabo, hay que amortizar las inversiones. Sería una pena tirar un cepillo cuando aún funciona perfectamente. Les hizo tanta gracia que al final me sentí obligado a comprar uno nuevo. Encima sólo los venden de dos en dos: ¿y que hago yo ahora con el otro? Me sentí triste al tirar el antiguo. Le tenía cariño después de tanto tiempo juntos. Decían que no lo usarían ni para cepillar zapatos. Vaya desalmados.

Prometo que lo tenía desde hace menos de un año. Creo ;-)

Stockholm. Stockdunkel.

El título de esta entrada es un juego de palabras en alemán: "stockdunkel" significa "oscuro de narices", que es como está Estocolmo estos días a partir de las tres de la tarde. Y con eso no quiero decir que a las tres empiece a anochecer. No. Con eso quiero decir que a las tres de la tarde no se ve tres en un burro. Las pocas horas de Sol son una de las cosas que más me han impresionado en mi segunda visita a Estocolmo, tras la primera hace ya más de tres años. Esta vez el motivo ha sido un workshop en la KTH, pero de paso he visto algunas de las cosas que me habían quedado pendientes.

Campos helados en el norte de Alemania de camino a Estocolmo

Aprovechando que por fin estoy terminando de leer los libros de Millenium, me di una vuelta por el barrio de Södermalm, que es donde transcurre gran parte de la acción. En palabras de nuestra guía de Free Tour Stockholm, si el centro es hipster, Södermalm es super-mega-hipster :D Muchas calles me sonaban del libro e incluso pasé por Mosebacke, la zona en la que Lisbeth Salander se esconde en el segundo libro. En otras partes de la ciudad también tropecé con nombres del libro. Pasé por la plaza de Odenplan, donde vive el ficticio abogado Bjurman: lo curioso es que ahí ví un abogado llamado Björkman - ¿coincidencia?

Al contrario de lo que creía, Mosebacke no es una calle, sino una plaza con puerta incluida

En Södermalm incluso comimos en el Kvarnen, el bar/restaurante al que Lisbeth Salandar va con Miriam Wu en el segundo libro. Por supuesto, no dudé en pedir albóndigas suecas, también conocidas como albóndigas del IKEA. Me impresionó que todos los platos incluyeran ensalada, pan y mantequilla, que nos pusieron nada más sentarnos para hacer más amena la espera. Siguiendo otro consejo, el último día probé la comida rápida sueca, que consiste en un roll con puré de patatas, dos salchichas y lechuga. Al principio lo del puré de patatas se hace un poco raro, pero me gustó mucho. Además da calor, que ahí siempre conviene :D

Mi intención era subir a la torre del ayuntamiento, pero está cerrada en invierno :(

Lo que sí que dio calor fue la "sauna vikinga" a la que fuimos. La teoría es bien sencilla: meterse en una sauna a 110 ºC y luego saltar a un lago a 6 ºC. En la práctica se hace un poco más duro, pero incluso repitiendo el proceso tres veces lo sobreviví :D No tiene precio ver el termométro a más de 100 ºC y al "sauna master" echando más leña al fuego mientras el sudor brota por todos los poros. Sin embargo, lo mejor son los minutos después de salir del agua gélida, ya que parece casi surrealista: a pesar del frío, estábamos en bañador como si fuera verano, mientras nuestros cuerpos seguían "humeando" vapor.

Por si acaso alguien duda, tengo un diploma que certifica que hacía mucho frío!